CÁNDIDO EN EL MEJOR DE LOS MUNDOS POSIBLES

27.06.2012 09:26

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo 

Facultad de φ

Esther Valenzuela Sáenz

Semestre 4, sección 1

Leibniz 

Ensayo Final

Cándido en el mejor de los mundos posibles.

El filósofo alemán Leibniz ha sido clasificado a través de los años como un sujeto optimista y conciliador, aunque estos términos a pesar de sonar positivos, han sido la causa de burlas y comentarios despectivos hacia el filósofo, transformándolo en un utopista que ha perdido suelo por completo.

No hace falta ser un gran intelectual para, con poco más de una mirada, darse cuenta de las fallas y defectos que tiene el mundo en el que vivimos, tanta desigualdad, tanta enfermedad, tantas guerras y demás, entonces, ¿cómo alguien podría atreverse a pensar y, aún peor, a decir que nos encontramos en el mejor de los mundos posibles? Alguien que por su puesto recibiría no muchos buenos comentarios. Alguien optimista (hay que tener presente que el término “optimismo” es utilizado aquí en el sentido de óptimo, y no en el más común de la palabra, es decir, estado de ánimo contrario al pesimismo).

Gottfried Wilhelm Leibniz en su obra: Ensayo de Teodicea. Acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal,  nos habla de Dios, de la existencia del bien y del mal a partir de la concepción de este, a su vez, se hace una justificación y exaltación del mismo.

Si bien Leibniz se refería con Teodicea a cualquier investigación cuyo fin fuera explicar la existencia del mal y justificar la bondad de Dios. Es una rama específica de la Filosofía que se ocupa de probar la existencia de Dios a través de la razón. Etimológicamente hablando, Teodicea es “justificación de Dios”. El objeto de estudio de la Teología natural es más general. Podría decirse que la Teodicea es sólo parte de la Teología natural.

La Teodicea intenta justificar las evidentes imperfecciones del mundo, afirmando que se trata del mejor de los mundos posibles. Tiene que ser el mejor y más equilibrado de los mundos posibles, ya que fue creado por un Dios perfecto.

Para todo esto, es necesario aclarar, La concepción de “el mejor de los mundos posibles” toma su justificación bajo un Dios con capacidad ordenadora, no moral sino matemáticamente. Para Leibniz, este es el mejor de los mundos posibles, sin entender mejor de un modo moralmente bueno, sino matemáticamente bueno, ya que Dios, de las infinitas posibilidades de mundos, ha encontrado la más estable entre variedad y homogeneidad. Es el mundo matemática y físicamente más perfecto, puesto que las combinaciones son las mejores posibles.

Cuando Leibniz está hablando de la fe y la razón al principio de la obra mencionada, hace una interesante relación entre fe y experiencia, cosa poco usual. Nos dice que la fe, hasta cierto punto depende de la experiencia, con respecto a los motivos que la comprueban.

 

Mas puede compararse la fe con la experiencia, puesto que la fe depende de la experiencia de los que han visto los milagros en que se funda la revelación y de la tradición digna de crédito que la ha hecho llegar hasta nosotros, ya sea por medio de las Escrituras, ya por el testimonio de los que la han conservado; del mismo modo que nos fundamos en la experiencia de los que han visto la China y en la credibilidad de su dicho, cuando damos fe a las maravillas que nos cuentan de aquel país lejano.[1]

 

Cuando Leibniz relaciona, la fe y la experiencia está uniendo dos conceptos que hablan del mundo y la gente que habita el mundo, dos ideas que van de la mano, las mónadas que colapsamos en este mundo, unimos las creencias con los actos, vivimos en la mejor posibilidad existente. El mejor de los mundos posibles es justo donde confluyen todas las posibilidades de la mónada. Todos los universos paralelos colapsan.

Entonces, viéndolo así, la idea de este filósofo ya no suena tan descabellada. Un Dios ordenador, millones de Mónadas siendo una misma, compartiendo el conocimiento, formando una red en constante cambio. Pero para algunos, como dije en un inicio, esta idea resultó ser bastante jocosa.

Un ejemplo claro, y el más famoso, es el cuento de Cándido o El optimista, es cual se cree fuertemente, está escrito por Voltaire. En este escrito se hace una parodia de Leibniz como el sujeto que vive hablando del mejor de los mundos posibles bajo el personaje de Cándido, cayendo prácticamente en un slogan. A fin de cuentas, estemos o no en la mejor posibilidad, la idea conciliadora de Leibniz ante una realidad conflictiva resulta totalmente rescatable.

 

 

 

 



[1] Gottfried w. Leibniz,  Teodicea. Ensayos sobre la bondad de dios, la libertad del hombre y el origen del mal.  (1710) Edición electrónica de Www.philosophia.cl / escuela de Filosofía universidad arcis